Aquí les dejo este relato, gracias a Mini. Como me dijo "Mini del apartamento 18"
Muchos de mis amigos saben que me gustan las chicas. Pero no es algo que se hable a plena voz. Solo tengo 20 años y aun vivo con mis padres. Ya sabes... el prejuicio y las discusiones. Y eso lo quiero evitar, pues mi madre esta muy enferma. Nos mudamos a este edificio hace ya un año. Y desde entonces no he dejado de mirar a mi vecina. Cada vez que salia a la universidad, siempre me la encontraba cara a cara al bajar las escaleras. Pero ella es mayor que yo, no por mucho. Le ponía unos 26 años, pero al final supe que tenia 29. Pero la edad no importa. Ella es hermosa, tiene un cuerpo algo mas formado que el mio, sus caderas son mas anchas y sus pechos mas grandes. Cada vez que yo bajaba y ella subía por las escaleras, sus ojos siempre se quedaban muy atentos a mi, esos ojos color miel que tantas sensaciones me provocaban. No se si era por ser la chica nueva del edificio o por otra cosa, pero a veces la veía sonreírme.
Hasta aquel viernes...
Iba con mucha prisa a la universidad y no me percate cuando pise el ultimo escalón. Caí de boca, justo sobre los pechos de Damaris. Me incorpore desesperada, muy incomoda por haber caído sobre sus acojinados pechos. Creo que mi cara era todo un poema, porque cuando la mire a los ojos para disculparme, ella solo me miraba con una sonrisa de lado, mirándome de arriba hacia abajo. Pero no era una de esas miradas que te ponen incomoda, era mas bien... afecto y deseo. Me disculpe tan rápido, con mi rostro casi tapado por mi cabello, que estaba segura que Damaris me daría por loca pervertida. Llegue a la universidad 10 minutos tarde. Pero así mismo se fue el día, tan rápido como llego. Creo que por culpa de mi cabeza pensando en mi lengua sobre la boca de mi vecina, o sobre aquellos pezones endurecidos bajo su camisa.
Para cuando regrese a la casa, me encontré con que la puerta estaba cerrada y no había llevado conmigo las llaves. Solo había una notita bajo la puerta: "Llegaremos muy tarde, no olvides comer bien. Ma y Pa" Mi única opción era regresar y llamar a mi mejor amigo y ver si podía acompañarlo. Pero era viernes, seguro que iba a salir.
- Algún problema?
Mi corazón se disparado al escuchar la voz de Damaris justo sobre mi nuca. El papel cayo al piso junto con mi bolso. Ambas nos bajamos para recogerlo, y podría jurar que sus ojos bajaron a mi escote. Ella muy normal me entrego mi bolso. Le explique que había olvidado las llaves dentro de la casa y mis padres no iban a regresar muy tarde en la noche. Ella me invito a su casa. Yo dude. Ella se veía muy tranquila. Yo me calenté y no se porque demonios. Ella me sonrió. Y yo caí presa de esa sonrisa.
Entre a su casa y me sentí muy acogida. Todo era normal, muy normal para una chica joven adulta y sola. Todo en su lugar, todo limpio y decorado. Había un olor a duraznos y luego me explico que estaba haciendo una tarta para el cumple de un compañero de trabajo. Damaris me invito a mirar cada rincón de su casa. Hablamos algunas cosas, el trabajo, la universidad, la familia. Al parecer ella sabia mi nombre, pues lo escucho un par de veces desde mi casa. Me detuve en el baño. Jamas pensé que un baño tan lujoso podía caber allí. Era el sueño de toda casa. Ella comenzó a reír al ver mi cara, y me dijo que podía darme una ducha si quería.
- Pero es que... no esta bien. Entrar a tu casa y ducharme como si...
- No pasa nada. Tampoco estoy insinuando nada. Solo quiero que la disfrutes. Es muy agradable a estas horas ducharse con el agua caliente. Te sentirás muy bien.
- No traigo ropa.
- Creo que eres un poco mas delgada que yo. Pero te conseguiré algo para ti.
Intente decir algo mas. Pero los dedos de Damaris se posaron sobre mis labios. Creo que en ese momento mis bragas bajaron unas cuantas pulgadas. Mi vecina se alejo, dejándome espacio mientras me desvestía. La verdad estaba muy nerviosa. Era la primera vez que estaba sola en la casa de una chica. No sabia lo que pasaría a continuación. Pero algo me decía que a esas alturas, ya no me iba a ir de la casa así de fácil. Cuando entre a la ducha, el agua caliente cayo sobre mi rostro como lluvia cargada. Se sentía muy bien. Escuche algo de ruido al otro lado del cristal, y una silueta se formaba.
- He encontrado algo para ti. Se que te va a gustar. Estas bien?
- Si, esto es delicioso. Pero... no se como poner el agua mas caliente.
- Mas caliente? Te gusta muy caliente?
- Pues si, en las noches noches si.
No me percate de lo que acababa de decir, pues Damaris comenzó a acercarse peligrosamente. Separo el cristal, entro su mano y busco hasta encontrar el grifo. Yo quede hipnotizada por su mano, sus dedos finos y largos. Los movía con lentitud.
- Así esta mejor?
- Si, gracias.
- Deseas algo mas?- su pregunta se quedo en el aire, y yo... te juro que yo sentí que ella decía algo mas.
- Yo... no lo se.
- Entonces, déjame ayudarte a descubrirlo. Me dejas?
Si. Fue lo único que respondí con nervios. Con mucha calma, Damaris comenzó a desvestirse, y entro a la ducha muy tranquila. Ella parecía tan serena, con esa sonrisa que me calmaba. No tuve tiempo para mirar su cuerpo. Estaba atrapada por sus ojos. Su calor comenzó a acercarse mas a mi. Mientras me sonreía, acerco su mano a mi rostro. Me acaricio muy suave mientras bajaba por mi pecho. Ella me susurraba algunas cosas, pero yo solo tenia la piel tan sensible ante su tacto como para escuchar. Jamas me había dejado tocar así de una chica. Jamas me había gustado tanto estar desnuda. Ni tampoco me había gustado tanto una ducha. De pronto el calor del agua se mezclo con el de su cuerpo y el mio. Y cuando me beso, sentí que dejado de ser virgen. Su lengua era tan rica, sabia a durazno.
Había perdido la mente cuando sus dedos me tocaron el coñito. Ella sonreía complacida, mientras me tocaba y me rozaba. Nunca había gemido tanto. Pero se detuvo de forma abrupta. Sin mediar palabra me llevo de la mano hasta su habitación. No tenia frió, pero sus pezones estaban tan duros que en un arranque de lujuria me acerque a sus pechos y los lamí. Damaris abrió los ojos sorprendida pero con cara juguetona. Me llevo hasta su cama y me dejo caer suavemente. Su cuerpo se acomodo sobre el mio, mientras nos mirábamos. Todos los nervios en mi desaparecieron, solo estaba ella y su calor.
Decir que nunca había tenido una experiencia completa es quedarme corta. Damaris me trato como una princesa. Me beso de la forma mas dulce y pervertida que existe. Me acaricio cada parte de mi cuerpo como si nunca hubiese visto el cuerpo de otra chica. Su lengua se paseo por cada rincón, probando lugares que ni yo misma conocía bien. Y cuando sus manos llegaron hasta mi sexo, le di gracias a Dios por haber dejado mi casa sola y haberme olvidado de las llaves. Sus dedos me rozaron lento, sin prisa. Estaba totalmente lubricada y abierta, así que fue mucho mas fácil para ella mover sus dedos de arriba hacia abajo con facilidad. Ella sonreía sobre mi boca mientras me metía sus dedos. Al principio lento, para luego arremeter contra mi de manera salvaje. Sabes? Me da algo de vergüenza decirlo, pero me chorree cuando comenzó a mover sus dedos mientras me comía el clítoris con la boca. Y lo mas sorprendente? Ella solo cerro sus ojos mientras se empapaba y me susurraba cosas. Me parece escucharla ahora mismo "córrete mas, no te detengas, esa es mi chica, déjame verte mas abierta..."
No me preguntes cuando regrese a mi casa, luego de dos horas de estar bajo el cuerpo de una mujer, dejándome hacer, caí rendida y sin consciencia en su cama. Solo recuerdo haberme quedado dormida sobre sus pechos. Pero ya te contare lo que paso el sábado.
Miss A.
Espero que te haya gustado leerlo, Mini. Un besito de fresa solo para ti.