Bella estaba pensando como llegar a el, ese hombre que la encendía hasta lo imposible, pero que debía ocultarlo por los estándares de la sociedad. Ante los ojos públicos e incluso de su familia, Bella mantenía una postura muy serena y culta. Y claro que lo era, su respetable reputación y su sincera dedicación a su trabajo y circulo familiar la presidian. Pero muy dentro de su ser, el corazón de Bella latía salvajemente por un hombre en particular. Ese hombre, con cuerpo de mortal, mas que todo, era como un dios griego para su cuerpo. Movía el suelo a su paso, sin importar si solo la observara en lo lejos.
Bella no tenia opción, ella tenia que tomar el primer paso. Estaba casi segura que el la incitaba en silencio, le abría un pequeño y disimulado camino, porque el no quería hacerle daño de ninguna forma. Una noche, luego de una reunión social de colegas, Bella decidió dejarlo todo sobre la mesa, o al menos el intento de ello. Se levanto de la mesa, y tan solo le dedico una mirada muy directa y dulce a su hombre griego. Subió a su auto, paseando luego lentamente hasta llegar a un hotel, el mismo donde en alguna rara ocasión se escondía para escapar de la realidad y sumergirse en sus libros e historias de fantasía. Solo que esa noche, deseaba mas que nunca que algo se convirtiera en realidad. Con su cuerpo lleno de nervios, Bella llego al hotel y subió lo mas tranquila que pudo a la misma habitación de siempre. Cerro la puerta al llegar, y cinco minutos mas tarde escucho el golpeteo en la puerta. Su semblante cambio y se torno rosado intenso al ver a ese hombre mitad humano mitad dios, diciendo un "buenas noches" y entrando como si supiera el próximo paso. Bella se tomo varios segundos en tomar alguna decisión, hasta que su mente le gritaba solo una.
Se acerco al hombre, lo miro un momento a los ojos, descifrando aquella mirada que ocultaba tantos secretos y placeres ocultos. Y sin pedir permiso, sin hacer ningún anuncio, se quito el vestido silenciosamente, ansiosa y decidida, con el cuerpo temblando y erizado. Se arrodillo mientras sostenía la mirada, y se aferro a las piernas del hombre. Oh, Elias, no puedo resistir mas, y no quiero hacerlo. Mi cuerpo es tuyo, por favor, te lo pido, haz conmigo lo que desees. Bella suplico mentalmente para no ser tomada como una desquiciada. Pero esa noche habría de darse cuenta del acierto que tuvo en su vida, pues aquel hombre no había llegado a ella solo para jugar y tentar. Había llegado para quedarse. Sabes que te he observado... yo no deseo únicamente tu cuerpo, eso lo puedo tomar cuando quiera. Quiero mucho mas que eso, deseo tu corazón porque el mio ya me lo has robado.
Miss A.
Imaginándome aferrada a tus piernas...