lunes, 8 de junio de 2015

Sexo y agua

Una tarde de enero, en esos días de mucho calor, decidimos salir mi esposo y yo buscar un lugar donde estar, donde poder refrescar nuestros cuerpos. No paso mucho tiempo cuando en el camino vimos un lugar donde había como un lago. Se llama "el moncholo", acampamos en ese lugar y estábamos los dos sólo. Mi esposo tuvo la idea de llevarme al agua, pero no era para refrescar mi cuerpo precisamente porque nos agarró unas ganas tremendas de hacer el amor. Tanto el cuerpo de él y como el mío estaban recalientes. El mientras me besaba apasionadamente, ponía sus manos sobre mis nalgas apretándolas como nunca y en el momento menos esperado sentí como su dedo índice se metía en mi ano y el otro en mi vagina. Fue una sensación de furor terrible.

Me llevó a la costa del agua, nos acostamos en la arena y comenzó a besarme todo el cuerpo hasta llegar entre mis piernas. No me dejó de besarme el clítoris hasta que llegué al orgasmo. Luego agarró su pene y me lo puso en la boca y no me dejaba casi respirar. Te juro que nunca hicimos el amor de esta forma pero me gustó.

Después de que le chupe bien sus huevos empezó a cogerme brutalmente, pero a la vez sensible por mi cola. Me gustó tanto que no paraba de gemir y eso hacía que mi esposo se volviera más salvaje. ¡Me dio sin para 35 minutos y fue lo más loco que hice fuera de mi casa!

La chica que me mandó su relato me ha preguntado que si me gustó...
¡Pero claro que me gustó, nena! Gracias por compartirla conmigo.



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