miércoles, 12 de marzo de 2014

Una leoparda con manos

Sebastian estaba seducido y atormentado. Había encontrado una leoparda, inquieta y escabulliza. El la quería para el solo. Quería devorarla a fuego lento, llevarla al goce pleno, y morir junto a ella a orillas del río Nilo. Pero se le escurría de las manos. A veces la veía, pero sus ojos se escondían muy rápido. Así que tenia que idear un plan para atraparla, saborearla, degustarla y que se quedara junto a el para cuidarla. Porque esa era la chica que el deseaba.

El descubrió su punto débil, y se aferro como la hiedra, cual serpiente buscando a su presa. Pero ella era mas que eso. Decidió usar sus tácticas, y la sedujo para platicar "mas tranquilos... sin ruidos" Y la llevo a un camino solitario y silencioso, donde al fin tuvo el placer de escuchar su melodiosa voz de forma pausada y serena. Pero ella volvió a escabullirse.

No teniendo mas opción, Sebastian se echo a dormir. Y el recuerdo de la voz de la leoparda lo asalto de forma abrupta. En medio de la noche, el susurro de su nombre lo acariciaba, el nombre de esa felina salia suavemente de sus labios, mientras sus manos intentaban ejercer el poder necesario. Necesitaba liberación, necesitaba sentir las manos de ella, suaves y tersas. Su necesidad era tan grande y tan severa, que casi sentía sobre su piel los besos de una boca sin rostro, y olores a frutos silvestres y miel.

Sebastian sucumbió ante el pecado de su gata escurridiza, entre jadeos, sudores, olores y orgasmos. Se derrumbo sobre su cama, entregado y sin aliento. El quería mas, mucho mas que dos manos, pero era lo único que se podía regalar... al menos por esa noche.



Miss A
Para mi amigo Sebastian.

1 comentario:

  1. COMO NO CAER ANTE UNA GATITA ASÍ???
    UN RELATO MUY SENSUAL.
    UN BESAZO ANDREA SOTO!!!

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